Tyrfing, la espada maldita

Svafrlami, rey de Garðaríki, se encontraba de caceria cuando halló a dos enanos junto a una gran piedra. Al verlo, los enanos intentaron escapar por un pasadizo oculto debajo de la roca, pero Svafrlami fue más rápido que ellos y les impidió huir blandiendo su espada sobre sus cabezas. Estos enanos resultaron ser Durin y Dvalin, líderes de su pueblo, y ofrecieron comprar su libertad a cambio de forjarle una espada mágica. Svafrlami accedió y los enanos crearon para él la poderosa espada Tyrfing, que podía cortar metal y roca con la misma facilidad que se corta la tela y que nunca se rompería ni oxidaría.

Complacido, Svafrlami les dejó libres, pero en el último instante antes de desaparecer debajo de la roca, los enanos lanzaron una maldición: que la espada traería tres grandes desgracias a su dueño, que las heridas que causara no podría sanar nunca y que una vez desenvainada debía provocar la muerte de alguna persona.


Svafrlami impide a Durin y Dvalin escapar. Ilustración publicada en Teutonic Mythology Vol. III de Viktor Rydberg (1906).

Tiempo después, el reino de Garðaríki fue invadido por una horda de vikingos provenientes de Bolmsö liderada por Arngrim, un poderoso caudillo berserker. Durante el combate para defender su trono, Svafrlami se enfrentó a Arngrim. En un primer momento, Svafrlami consiguió partir el escudo de Arngrim, pero Tyrfing se clavó en el suelo con tal fuerza que el caudillo sueco aprovechó el momento para cortar la mano de Svafrlami. Arngrim se apoderó de la espada mágica y la utilizó para acabar con la vida de su oponente. Declarado vencedor, Arngrim raptó a Eyfura, la hija de Svafrlami, y la obligó a casarse con él. De regreso en Bolmsö, la pareja tuvo doce hijos, todos ellos poderosos guerreros al igual que su padre, pero entre los cuales destacaba por su fuerza y estatura Argantyr, el primogénito. 

Mientras tanto, en Gamla Uppsala, el rey Yngvi contaba en su séquito personal con un poderoso guerrero de nombre Hjalmar. Éste estaba enamorado de la princesa Ingeborg, pero el rey se habia rehusado a entregársela por considerarlo de inferior cuna. Por ende, Hjalmar se contentaba con amar a la princesa a la distancia, sin esperanza alguna de poder desposarla algún día. La fama de Hjalmar trascendió los salones de Gamla Uppsala y llegó a oídos de Örvar-Oddr ("punta de flecha"), un portentoso héroe noruego. Örvar-Oddr, también conocido como Sóti, deseaba medir sus fuerzas con Hjalmar, a fin de determinar cuál de los dos era más poderoso. Formó una flotilla de cinco barcos y se dirigío al sur, hacia Gamla Uppsala.

Al enterarse que una flota enemiga se acercaba, el rey Yngvi ordenó a Hjalmar que saliera al mar para enfrentarla. Hjalmar zarpó con quince barcos, pero al advertir que su enemigo solo contaba con cinco, ordenó a diez de sus naves regresar a puerto, para mantener la igualdad de fuerzas. Örvar-Oddr y Hjalmar se enfrentaron en una formidable batalla durante dos días, pero al darse cuenta de que ninguno de los dos podía superar al otro, decidieron suspender el combate y juraron ser desde ese día hermanos de sangre. Utilizando la punta de una lanza, cortaron una brizna de hierba y la usaron para derramar su sangre, mientras invocaban poderosos encantamientos sobre ella.

Örvar-Oddr decidió acompañar a Hjalmar en su regreso a Gamla Uppsala, donde al poco tiempo se enteró de sus sentimientos por Ingeborg. Örvar-Oddr sugirió a Hjalmar escapar con la princesa rumbo a Noruega, pero éste se rehusó.

Casi al mismo tiempo, en Bolmsö y durante las festividades de Yule, cuando todos los juramentos que se hacen se vuelven inquebrantables, el segundo hijo de Arngrim, Hjörvard, juró que iba a conseguir la mano de Ingeborg o moriría en el intento, para lo cual solicitó a sus hermanos que le acompañaran. Antes de partir, Arngrim entregó a Angantyr, su hijo mayor, la espada Tyrfing. Los hermanos viajaron entonces a Gamla Uppsala para visitar la corte del rey Yngvi. Cuando Hjörvard hizo saber sus intenciones ante el rey, Hjalmar se adelantó para decir que no era posible que una princesa de sangre real se desposara con el hijo de un vil caudillo berserker y que él era más digno de ese honor. Yngvi declaró que no podía obligar a su hija a casarse ni con Hjörvard ni con Hjalmar, sino que permitiría que ella eligiera. Sin pensarlo, Ingeborg admitió que preferia casarse con Hjalmar.


Hjorvard y Hjalmar se disputan la mano de Ingeborg ante el rey Yngvi. Ilustración publicada en Teckningar ur Skandinaviens Äldre Historia de Hugo Hamilton (1830).

Hjörvard, entonces, retó a Hjalmar a un duelo por la mano de la princesa. Se dieron cita para un año a partir de ese día en la isla de Samsey. Llegada la fecha para el duelo, Hjörvard se hizo acompañar de sus 11 hermanos, quienes se presentaron como los guerreros berserker que eran, profiriendo aullidos animales, mordiendo sus escudos y blandiendo salvajemente sus espadas. Entre ellos destacaba por su estatura Angantyr, a lo que Örvar-Oddr sugirió que él mismo se enfrentaráa al temible guerrero, ya que portaba una cota de seda mágica que evitaría que sufriera cualquier herida. Hjalmar se rehusó, ya que al ser él quien había aceptado el reto, debía ser quien enfrentara al enemigo más poderoso. Örvar-Oddr, junto a sus hombres, enfrentó entonces a los restantes once hermanos, pudiendo vencerlos uno por uno. Cuando volvió al lado de Hjalmar, encontró que había logrado vencer a Argantyr, pero en la batalla había resultado mortalmente herido. Debido a la maldición de Tyirfing, la herida no sanaría, por lo que Hjalmar se sabía ya perdido. Con el poco tiempo que le restaba, entonó su canción de muerte y expiró.

Si te interesa saber más acerca de la canción de muerte de Hjalmar, puedes leerla completa en la siguiente entrada de este blog: https://mitologiavikinga.blogspot.com/2025/08/la-cancion-de-muerte-de-hjalmar.html 

Örvar-Oddr levantó túmulos funerarios para Argantyr y sus once hermanos allí mismo en la isla de Samsey, asegurándose de enterrar a Tyrfing con ellos, en un intento por detener la maldición que pesaba sobre la espada. Luego, regresó a Gamla Uppsala con el cuerpo de Hjalmar. Cuando Ingeborg recibió de manos de Örvar-Oddr el anillo de Hjalmar, la princesa cayó muerta. Así se cumplió la primera de las desgracias que conllevaba la maldición de Tyrfing.




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