El Robo de Mjölnir




De un modo que aún desconocemos, un día Thor despertó sin su poderoso martillo Mjölnir. Aquello resultaba inaudito y aunque todos los dioses se dedicaron a buscarlo por todo Asgard, no fue posible encontrarlo. Para los Æsir aquel martillo representaba su mejor arma contra los gigantes y su mayor esperanza de vencer a sus enemigos en el Ragnarök. El martillo debía ser recuperado a toda costa, pero ¿cómo?

Entonces llegó un mensajero del rey de los gigantes de la escarcha, Thrym ("el escandaloso"), para informar que Mjölnir se encontraba en su poder y que sólo le sería devuelto a Thor si Freyja, la más bella de las diosas, accedía a casarse con el gigante. Al escuchar esto, Freyja montó en cólera. Su rostro se puso rojo de furia y las venas de su cuello se hincharon, hasta el punto de casi romper en pedazos su hermoso collar Brisingamen. De ninguna manera accedería a la condición impuesta por los gigantes.

Los dioses deliberaron en busca de una solución por largo tiempo, pero sabían que no podían pedir tan grande sacrificio a uno de los suyos, así como tampoco resignarse a la pérdida del martillo. Entonces, Heimdall tuvo una idea descabellada. Thor se disfrazaría como novia y viajaría a Jotunheim para recuperar su preciosa arma. A todos les gustó el plan, menos a Thor. "Los Æsir pensarán que soy un pervertido", protestó.

Pero no había nada más que hacer. Thor tuvo que aceptar que ése era el mejor plan que podían montar, dadas las circunstancias. Los dioses vistieron a Thor con un vestido de novia y cubrieron su rostro con un velo. Le colocaron hermoso broches de oro y colgaron de su cinturón un montón de llaves, como es la costumbre entre los vikingos. La atención a los detalles sólo agregaba más miseria al ánimo de Thor, para el gozo de los demás dioses, que discretamente se reían de su infortunio. Los protestas de Thor fueron ignoradas, mientras le colocaban sobre la cabeza un hermoso tocado. Para completar el disfraz, Freyja le colocó al cuello el collar Brisingamen.

Después, partió hacia Thrymheim acompañado de Loki, disfrazado como su dama de compañía. Thrym llevaba ya a cabo frenéticos preparativos para la boda cuando la "novia" llegó a su palacio. Esa noche, ofreció a toda su familia y amigos un espléndido banquete para celebrar su unión con la más bella de las diosas.

En el festín, Thor devoró un buey entero y bebió tres barriles de cerveza, para el horror de Thrym y toda su familia. Loki le explicó al gigante que la "novia" comía en desmedida debido a los nervios. Entonces Thrym se acercó a Thor y esperando poder robarle un beso, levantó su velo. Para su sorpresa, el intenso brillo incandescente de los ojos del dios lo tumbó de espaldas. Aquello no podía ser normal y el gigante empezó a sospechar un engaño. Loki, astutamente, lo tranquilizó diciéndole que los fulgurantes ojos de la diosa estaban así porque, ansiosa por la boda, no había dormido en tres noches.

Entonces Thrym pidió que trajeran el martillo, que había estado enterrado hasta ese momento nueve leguas bajo tierra, para consagrar el matrimonio, tal como es la usanza entre los vikingos. Colocaron el martillo en el regazo de la "novia", quien al sentir de nuevo en sus manos el poder de Mjölnir, lo tomó fuertemente y, despojándose de su disfraz, se mostró a toda la audiencia como el verdadero dios del trueno. La horrorizada concurrencia no pudo escapar a su venganza. Thor aplastó el cráneo de Thrym de un sólo golpe y luego acabó con todos los invitados a la boda.

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