La Saga de Hervör y Heidrek


Manuscrito AM 544 4 de la Saga de Hervör y Heidrek. Autor desconocido.

Hervör, la hija de Argantyr, nacida mientras su padre luchaba en Samsey, creció para convertirse en una skjaldmö ("virgen guerrera"), adoptando el nombre de Hjörvard (la versión masculina de su nombre propio) y sin saber acerca de su ascendencia. Al enterarse de quién era su padre, decidió partir en busca de la espada Tyrfing. 

Al mando de una flota, llegó a la isla de Samsey, pero sus hombres se negaron a desembarcar aduciendo que el lugar estaba maldito. Hervör fue la única en bajar a tierra, donde encontró los túmulos funerarios de su padre y sus once tíos. Al llegar la noche, extrañas luces comenzaron a aparecer sobre las tumbas. Acercándose al más alto de los túmulos, increpó a su padre para que entregara la espada mágica, pero no recibió respuesta. Continuó toda la noche invocando a sus tíos con duras palabras, hasta que escuchó la voz de su padre. Éste le pidió que no intentara buscar a Tyrfing, pero ella insistió en reclamar su herencia. Poco antes del amanecer, la tumba se abrió para revelar una llama brillante que ardía en su interior. En ella, apareció su padre pidiéndole una vez más que renunciara a la espada. Hervör no desistió y el espectro de su padre no tuvo más remedio que entregar a Tyrfing. Tras despedirse de sus antepasados, volvió a la playa, solo para descubrir que había sido abandonada por su tripulación.


Hervör despierta al fantasma de su padre Argantyr para reclamar la espada Tyrfing. Christian Gottlieb Kratzenstein-Stub (1816).

Tras conseguir dejar la isla, Hervör se empleó en la corte del rey Gudmund de Glæsisvellir. La maldición de Tyrfing la siguió hasta allí. Una noche en que la corte se divertía jugando al hnefatafl, un cortesano descubrió que Hervör había dejado la espada maldita sobre una silla. Vencido por la cutiosidad, el cortesano desenvainó la hoja para apreciarla y Hervör no tuvo más remedio que asesinarlo, debido a que la maldición estipulaba que Tyrfing no podía volver a envainarse a menos que provocara una muerte.

Tras este fatídico hecho, Hervör volvió a su hogar en Bolmsö, donde abandonó la vida de skjaldmö, dedicándose a coser y bordar, tal como lo hacían las otras mujeres de su pueblo. Tiempo después, Höfund, hijo del rey Gudmund, fue a pedirla en matrimonio, a lo que ella aceptó gustosa. La vida de Hervör a partir de entonces pareció libre de la maldición de Tyrfing, pero estaba equivocada.

Con el tiempo Höfund y Hervör tuvieron dos hijos, el primero fue llamado Heidrek mientras que al segundo le llamaron Argantyr, como su abuelo. El primogénito era un muchacho de temperamento belicoso que continuamente causaba conflictos en la corte. Cansado de los berrinches de su hijo, Höfund decidió exiliarlo. Al partir, Hervör decidió entregarle a Tyrfing en secreto, quizás con la idea de que le protegería en su camino. Su padre, en cambio, solo le dio estos consejos:

    "Nunca ayudes a un hombre que ha traicionado a su amo

    Nunca le des paz a un hombre que ha asesinado a su amigo

    No permitas que tu esposa visite a su famila frecuentemente, aunque ella insista

    Nunca reveles a tu amada tus pensamientos secretos

    Si tienes prisa, nunca cabalgues sobre tu mejor caballo

    Nunca castigues al hijo de un hombre mejor que tú

    Nunca rompas una promesa sobre paz

    Nunca lleves muchos esclavos contigo."

Su hermano Argantyr determinó acompañar a Heidrek durante el primer tramo de su viaje al exilio. Antes de separarse, Argantyr pidió a su hermano mayor poder ver la prodigiosa espada que había causado ya tantas muertes. Heidrek se negó a hacerlo, pero en medio de la disputa la espada fue desenvainada. La maldición de Tyrfing una vez más cobró una vida y Argantyr resultó muerto durante la pelea. Esta fue la segunda de las grandes desgracias que Tyrfing estaba destinada a causar debido a la maldición de los enanos.

Heidrek continuó su camino y encontró una patrulla que transportaba un prisionero que había robado una cuantiosa suma de dinero a su amo. Con la idea de contradecir el primer consejo de su padre, compró la libertad del prisionero y lo dejó ir. Más adelante, encontró otra patrulla que llevaba a un hombre que había asesinado a un amigo. Recordando nuevamente los consejos de su padre y decidido a contradecirlo, compró también la libertad de este asesino. Continuó su camino hacia el reino de los godos donde, tras ayudar al rey Harald a derrotar una rebelión que pretendía derrocarlo, Heidrek recibió como recompensa la mitad del reino y la mano de la princesa Helga. 

La real pareja pronto tuvo un hijo al que llamaron Argantyr, como su abuelo y su tío. Desafortunadamente, años después la sequía azotó el reino de los godos. El hambre amenazaba con cobrar las vidas de la población y se consultó a los goðar, sacerdotes de Odín, qué debía hacerse para acabar con la calamidad. Los goðar dijeron que era el deseo del Padre de Todo que se sacrificara al más noble de los príncipes de la casa real, pero no dieron ningún nombre. Las desaveniencias sobre quién debía ser sacrificado se resolvieron cuando Harald pidió al rey Höfund, padre de Heidrek, que señalara al elegido. Höfund dijo que el más noble de los príncipes era Argantyr, pero también agregó que en recompensa por entregar a su hijo en sacrificio Heidrek debía recibir la otro mitad del reino de los godos, a lo que Harald no tuvo más opción que acceder. 

Llegado el día del sacrificio, sin embargo, Heidrek declaró que Odín estaría más complacido de recibir en sacrificio al rey Harald. Ante la sorpresa de todos los participantes, Heidrek desenvainó a Tyrfing y dio muerte a su suegro. Cuando Helga se enteró de lo que había ocurrido, cayó presa de la locura y se suicidó ahorcándose.

Tiempo después, Heidrek se casó primero con Olof, hija de Åke, rey de los sajones. Ésta le pedía constantemente poder viajar a Sajonia para ver a sus padres, a lo que Heidrek siempre accedía, solo para contradecir los consejos de su padre. Al ver que su esposa tardaba en volver, Heidrek decidió viajar a Sajonia. Para su sorpresa, al llegar al palacio de sus suegros, descubrió a Olof en brazos de un esclavo, por lo que se divorció de ella inmediatamente.

Su siguiente matrimonio fue con Sifka, hija del rey de Finlandia. Un día que se encontraban visitando al rey Rollaug de Garðaríki, Heidrek salió a cazar con el príncipe heredero, al que hirió accidentalmente. Dándole por muerto, Heidrek volvió a toda prisa al palacio y fingió no saber nada de lo ocurrido. Decidió contradecir una vez más los consejos de su padre y le contó a su esposa que había matado al hijo de Rollaug. Sifka de inmediato corrió a contar el secreto al rey, por lo que Heidrek fue arrestado. Los hombres que lo capturaron eran precisamente los dos prisioneros que tiempo atrás él había rescatado comprando su libertad. Cuando estaban a punto de encender la pira en que Heidrek sería quemado vivo, un mensajero llegó corriendo con la noticia de que el príncipe estaba aún con vida. Heidrek fue liberado y, en compensación, Rollaug le concedió la mano de su hija Hergerd.

Hergerd le dio a Heidrek una hija a la que llamó Hervör, igual que su madre. La doncella, siguiendo los pasos de su abuela, se convirtió en una skjaldmö. Su destreza en batalla se convirtió en legendaria y con el tiempo se le entregó el mando de la guarnición de Myrkviðr.

Durante uno de sus viajes, Heidrek, una vez más contradiciendo los consejos de su padre, se hizo acompañar de un gran número de esclavos a caballo. Una noche se halló acampando en las montañas Harvaða, donde fue visitado por Odín. El dios, disfrazado como un pobre viajero que dijo llamarse Gestumblindi, le propuso un juego de acertijos. Por largas horas estuvieron intercambiando preguntas y respuestas sin que ninguno de los dos fallara. Al ver que no podría derrotar a su oponente, Odín hizo uso de un acertijo que le había asegurado la victoria en otra ocasión. Preguntó: "¿Qué le dijo el Padre de Todo a su hijo Balder antes de encender su pira funeraria?" Al escuchar esta pregunta, Heidrek se dio cuenta de quién tenía delante y, enfurecido, desenvainó a Tyrfing. Al reconocer la espada maldita, Odín se convirtió en un halcón y escapó volando, no sin que antes Heidrek alcanzara a cortar algunas plumas de su cola, razón por la cual ahora los halcones tienen colas cortas. 

Tras su fallida batalla de ingenio contra Odín, Heidrek se echó a dormir, pero el Padre de Todo no había olvidado la ofensa. Mientras Heidrek dormía, Odín infundió en sus esclavos una furia asesina. Entraron en su tienda de campaña y lo mataron sin piedad. Esta fue la tercera y última de las desgracias provocadas por la maldición que recaía sobre Tyrfing.

Argantyr, el hijo de Heidrek, heredó el trono de los godos, pero su medio hermano Hlod aspiraba a heredar la mitad del reino. Hlod, cuya madre era hija del rey huno Humli, no tenía derecho al trono, al ser un hijo ilegítimo. Cuando Argantyr se rehusó a compartir el reino, Hlod reunió un ejército de más de 300,000 hunos. 


La Muerte de Hervör por Peter Nicolai Arbo (1892).

Durante la batalla de Myrkviðr el ejército de Hlod venció al destacamento godo comandado por su media hermana Hervör, la cual resultó muerta en la batalla. Argantyr, encolerizado, avanzó hacia los hunos, quienes superaban en número a los godos. La única razón por la que Argantyr logró salir victorioso fue porque utilizó a Tyrfing en el combate, probando así que la maldición de los enanos se había finalmente disipado, permitiendo a su propietario vivir para saborear la victoria.



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