Geirrod, el Gigante
Una mañana, Loki decidió salir de paseo. Tomó prestado de Freyja su Valshamr, el manto mágico de plumas que le permitía convertirse en un ave y, transformándose en un halcón, surcó los cielos. Su viaje le llevó hasta Geirrodargardar, en Jotunheim, donde se posó sobre las murallas del castillo de Geirrod. El gigante vio al ave y ordenó a uno de sus sirvientes que la atrapara. Loki vio cuan difícil sería la escalada y decidió esperar hasta el último momento para escapar, solo para molestar al sirviente. Cuando por fin Loki decidió emprender el vuelo, se dio cuenta de que estaba pegado a las murallas, todo gracias a un encantamiento de Geirrod. El sirviente lo atrapó y lo llevó ante su señor. Geirrod pudo ver en los ojos del halcón que había una persona dentro y le ordenó que dijera su nombre. Loki guardó silencio. Ante la negativa del dios, Geirrod lo encerró en una caja sin comida ni bebida, hasta que decidiera revelar su identidad. Por tres meses, Loki aguantó el hambre y la sed,