Hermod y el Hechicero
Aquejado por súbitas pesadillas que no le permitían conciliar el sueño, Odín había buscado la ayuda de las Nornas para encontrar la razón de su inquietud, pero no logró obtener de ellas ninguna respuesta. Sintiendo que algo desastroso estaba por ocurrir, no conseguía recuperar la tranquilidad a causa de la duda. Desesperado por una respuesta, le ordenó a uno de sus hijos, Hermod, quien además era su asistente personal, que partiera al norte, rumbo a Finlandia, para consultar a un poderoso hechicero que se decía habitaba en aquel país.
Hermod vistió su armadura y cabalgó sobre el caballo de ocho patas de su padre, Sleipnir, al que solo él, además de Odín, podía montar. También llevó consigo la vara que el Padre de Todo utilizaba para grabar poderosas runas mágicas, para poder conjurar cualquier peligro que se presentara durante su viaje.
Se decía en el norte que Rossthiof ("ladrón de caballos") era el más poderoso hechicero de Finlandia, con el poder para convocar tormentas, atrayendo el hielo y la niebla para obligar a los viajeros a refugiarse en su morada donde, después de asesinarlos, robaba sus pertenencias. Hacia allí se dirigió Hermod y antes de que el brujo pudiera darse siquiera cuenta de su presencia, lo capturó, atándolo de pies y manos. El dios declaró que no lo liberaría hasta que pudiera revelar la razón por la cual Odín era aquejado por terribles pesadillas.
Rossthiof accedió al pedido de Hermod, a cambio de recuperar su libertad, y comenzó a recitar un poderoso encantamiento. El sol se ocultó en el cielo, la tierra se estremeció y los vientos empezaron a soplar como nunca antes había sucedido. El hechicero le dijo entonces a Hermod que dirigiera su mirada hacia el horizonte, donde pudo divisar un caudaloso río de sangre. Apareció entonces una hermosa mujer y, a su lado, un niño que creció tan aceleradamente que en pocos minutos se había convertido en un hombre armado de arco y flechas.
El perplejo dios no alcanzaba a comprender el significado de aquella visión y Rossthiof pasó a explicársela: el río de sangre era un presagio de la muerte de uno de los hijos de Odín, la cual no podría ser evitada. Pero si Odín quería tomar venganza, debía desposar a Rind, princesa de los Ruthens, quien le daría un hijo que, luego de alcanzar la edad adulta en pocas horas, daría muerte al asesino de su hermano.
Hermod volvió entonces a Asgard para informar a su padre de la visión que había recibido de Rossthiof. Odín se sintió abatido por la noticia, pero amargamente consolado de saber que su hijo asesinado sería vengado por otro de sus descendientes.
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