El Gigante de Arcilla


Un día, Odín apostó su cabeza contra el gigante Hrungnir a que su caballo Sleipnir era más veloz que el caballo del gigante, Gullfaxi. La carrera comenzó con tantos bríos que el gigante se vio de pronto dentro de los muros de Asgard y muy lejos de casa. Odín, entonces, le invitó al salón Valhalla, para disfrutar de la hospitalidad de los dioses. Hrungnir se pusó entonces muy borracho y abusivo. Se jactó de que mataría a todos los Æsir, que enterraría Asgard y se llevaría el Valhalla con él a Jotunheim, junto con las diosas Freyja y Sif. Y como si esto no fuera suficientemente malo, declaró que bebería toda la cerveza de los Æsir.

Cansados de escucharlo, los dioses llamaron a Thor, quien al llegar se sintió ultrajado de ver a un gigante bebiendo junto a los dioses. Desarmado, y por ende imposibilitado para pelear en ese momento, Hrungnir desafió a Thor a un duelo, que tendría lugar en la frontera entre Asgard y Jotunheim. Nadie había desafiado a Thor antes.

Los gigantes, dándose cuenta de la importancia del duelo y de que Hrungnir no podría vencer, decidieron crear un gigante de arcilla en Grjótunagardar, tan grande que Thor temblaría con sólo verlo, a quien llamaron Mökkurkálfi. El gigante era alto de nueve leguas y ancho de tres debajo de los brazos. Sin embargo, no pudieron encontrar un corazón lo suficientemente grande para este gigante, así que utilizaron un corazón de yegua. Hrungnir, por otra parte, tenía cabeza de piedra, un escudo de piedra y, por arma, una enorme piedra de afilar, lista para ser lanzada. Su corazón también era de piedra y tenía una forma peculiar, ya que era triangular, y debido a eso el valknut, o nudo de la muerte, ha sido también llamado "corazón de Hrungnir".
Thor y su sirviente Thjalfi llegaron al campo de batalla. Thjalfi engañó a Hrungnir diciéndole que Thor le atacaría desde abajo, bajo tierra. Hrungnir colocó su escudo sobre la tierra y se paró sobre él. En ese momento, Thor aprovechó para arrojar al gigante su poderoso martillo Mjölnir. Hrungnir vio el martillo acercándose y arrojó contra él su piedra de afilar, los cuales chocaron en el aire y el arma de Hrungnir se partió en dos pedazos. Un pedazo cayó en Midgard, donde se convirtió en la fuente de todas las piedras de afilar que podemos encontrar hasta el día de hoy. El otro pedazo se incrustó en la frente de Thor, haciéndole caer. Pero Mjölnir dio en el blanco, destrozando el cráneo de Hrungnir, quien, al ser de piedra se partió en muchos pedazos, con tal mala suerte que una de sus piernas cayó sobre el cuello de Thor, que yacía en el suelo, aplastándolo.

Mientras tanto, Thjalfi atacó a Mökkurkálfi, quien al tener un corazón de yegua, era cobarde y se encontraba tan aterrorizado que se orinó encima. Thjalfi aprovechó esto para cortarle las piernas de arcilla humedecida, venciendo de inmediato al gigante. Desde ese entonces, para los vikingos, decir que alguien tiene corazón de yegua es uno de los peores insultos que se pueden proferir.

Thjalfi intentó liberar a Thor pero no pudo mover la pierna de Hrungnir. Incluso todos los Æsir juntos no contaban con la fuerza suficiente para liberar al dios del trueno. Finalmente, Magni, el hijo de Thor con la giganta Járnsaxa, de tan sólo tres noches de nacido, logró levantar la pierna del gigante y liberar a su padre. Thor estaba tan agradecido que le regaló a Magni el caballo de Hrungnir, Gullfaxi, a pesar de las protestas de Odín, quien argumentaba que había hecho mal al haberle dado tan buen caballo al hijo de una giganta y no a su padre.

De regreso en Asgard, la piedra de afilar continuaba incrustada en la frente de Thor. Entonces envió a traer de Midgard a la poderosa hechicera Groa ("creciente"), maestra en el arte del seid, quien utilizó un cántico mágico sobre Thor. La piedra de afilar comenzó a aflojarse y el dolor a disminuir. Thor estaba tan agradecido que le dio a Groa la buena noticia de que su esposo, Aurvandill ("luminoso vagabundo"), perdido hacía mucho tiempo, no estaba muerto. Thor lo había llevado a través de las frías corrientes de Elivágar metido en una cesta, pero uno de sus dedos del pie, que había quedado fuera de la cesta, se había congelado. Thor arrancó el dedo congelado de Aurvandill y lo arrojó a cielo, donde se convirtió en la estrella Dedo de Aurvandil, aunque hoy no sepamos de cuál se trata. Thor le dijo a Groa que su esposo regresaría a casa pronto. Ella se puso tan contenta con la noticia que no pudo recordar el resto del encantamiento, por lo que la piedra de Hrungnir se quedó para siempre incrustada en la frente de Thor. Los vikingos nunca arrojan una piedra de afilar, porque esto causa que la piedra de Hrungnir se mueva en la frente de Thor, causándole mucho dolor.

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