La Venganza de Gudrun


Inconsolable por la muerte de su esposo Sigurd y temerosa de la maldad de su propia familia, Gudrun huyó de su casa y se refugió en el palacio de Elf, padrastro de su difunto marido, quien después de la muerte de Hiordis, la madre de Sigurd, había tomado por esposa a Thora, hija del rey Hakon. Las dos mujeres se hicieron grandes amigas y Gudrun permaneció en su compañía muchos años, ocupándose de tejer enormes tapices que contaban la historia y hazañas de Sigurd, junto a su pequeña hija Swanhild, cuyos brillantes ojos le recordaban a los de su esposo. Sin embargo, el inmenso tesoro de Sigurd permaneció en poder de Gunnar, quien se negó a entregárselo a su hermana, por temor a que lo utilizara para vengarse de todos los Niblungs.


Mientras tanto, Atli, el hermano de Brunhild, se había convertido en rey de los hunos. Envió a Gunnar una delegación para pedir satisfacción por la muerte de su hermana. El rey de los Niblungs le prometió la mano de Gudrun en compensación. Fue, junto con su madre Grimhild, a buscar a Gudrun a la corte de Elf y con la ayuda de una poción mágica, convencieron a la viuda de casarse nuevamente, dejando a Swanhild bajo el cuidado de la reina Thora. Pero en el fondo de su corazón, Gudrun detestaba a su nuevo esposo. Incluso los dos hijos que tuvo con él, Erp y Eitel, eran incapaces de consolarle por la pérdida de Sigurd y la ausencia de Swanhild. Gudrun no perdía oportunidad de lamentarse frente a Atli por los tesoros robados a Sigurd por su propia familia y que debían pertenecerle a ella por herencia. Esto despertó la codicia del rey de los hunos, quien secretamente buscaba algún pretexto para poder apoderarse de él.

Atli envió a uno de sus sirvientes para que invitara a la corte de los Niblungs a visitarle, con la intención de asesinarlos. Pero Gudrun, al enterarse, envió otro mensajero para advertirles, enviando con él al anillo Andvaranaut, atado con un cabello de lobo. Sin embargo, el mensajero de Atli llegó primero y Gunnar decidió aceptar la invitación. Cuando Gudrun vio a sus familiares llegar a la corte de Atli, los recibió con dulces abrazos, pero cuando los hunos se aprestaron a atacar a los visitantes, Gudrun se puso del lado de sus hermanos. La masacre que siguió fue horrible y ninguno de los Niblungs se salvó. Atli ordenó entonces que se celebrara un banquete, en honor de su victoria. En venganza, Gudrun asesinó a sus propios hijos, les sacó el corazón y se los sirvió a su esposo. Con sus cráneos talló dos copas, en las que sirvió vino mezclado con la sangre de los niños. Cuando todos los invitados al banquete estaban ya muy intoxicados, Gudrun tomó a Gram, la espada de Sigurd, y atravesó con ella el pecho de Atli. 

Los hunos estaban furiosos por la muerte de su rey y ataron a Gudrun al mástil de la nave funeraria de Atli. Le prendieron fuego, mientras la arrojaban al mar, pero Gudrun logró escapar. Las llamas consumieron las sogas que la ataban y pudo lanzarse al agua antes de que el barco se consumiera por completo. Las olas la llevaron hasta las tierras donde Jonakur era rey. Allí se casó con él y tuvo tres hijos, Sörli, Hamdir y Erp. También recuperó a Swanhild, quien para ese entonces ya se había convertido en una hermosa doncella. 

Swanhild era pretendida por Ermenrich, rey de Gothland, quien envió por ella a su hijo Randwer y a su sirviente Sibich. Este último era un traidor, que conspiraba con otros para lograr la muerte de la familia real, así que al volver a Gothland le contó a Ermenrich que su hijo había intentado seducir a Swanhild durante el viaje. Ermenrich estaba tan furioso por la afrenta que mandó hacer ahorcar a su propio hijo y condenó a Swanhild a morir pisoteada por unos caballos. Sin embargo, Swanhild era tan hermosa que los corceles se negaban fervientemente a pisotearla. Fue sólo después que la cubrieron con una gruesa manta que los caballos se atrevieron a matarla. 

Cuando Gudrun se enteró de lo sucedido, convocó a sus tres hijos y los envió a vengar la muerte de su hermana, proveyéndoles de armaduras mágicas que solo las rocas podían dañar. Cuando los tres hermanos hubieron partido, Gudrun cayó muerta de pena y su cuerpo fue quemado en una gran pira.

Los tres jóvenes llegaron a Gothland, pero antes de encontrarse con Ermenrich, se detuvieron en el camino para comer algo. Los dos hermanos mayores empezaron entonces a burlarse de Erp, diciendo que era demasiado pequeño para ayudarles. De las burlas pasaron a las manos y pronto los tres hermanos estaban luchando.El resultado fue que Sörli y Hamdir asesinaron a su hermano menor. Finalmente, procedieron con el objetivo de su viaje y atacaron a Ermenrich. Los hermanos pronto vencieron al rey y cortaron sus manos y sus pies. Le hubieran dado muerte, pero un extraño hombre tuerto apareció y aconsejó a la multitud que se había reunido que apedrearan a los dos jóvenes. Siendo que solo las rocas podían dañar las armaduras de los dos hermanos, pronto cayeron víctimas de la muchedumbre.

¿Y qué fue del anillo maldito? Nunca nadie lo supo, el mensajero de Gudrun probablemente se quedó con él. Puede que aún esté por ahí, todavía extendiendo su maldición a cada uno de sus dueños, como era el deseo de Andvari.


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