La Primera Guerra


Odín arroja su lanza sobre una multitud Vanir. Ilustración de Lorenz Frølich (1895). 


En tiempos ancestrales, los dioses estaban divididos en dos razas muy distintas entre sí: los Æsir, dioses guerreros y belicosos, identificados con el cielo, y los Vanir, deidades más benévolas, pero mucho más versadas en la magia, identificados con el mar.

La primera guerra de la que tengamos conocimiento se inició a causa de la visita indeseada de la hechicera Gullveig ("rama de oro") a los salones de los Æsir. Siempre que Gullveig visitaba Asgard dejaba entrever su pasión por el oro y tanta avaricia resultaba repulsiva a los ojos de los Æsir, por lo que decidieron quemarla viva, para lo cual crearon una hoguera en el centro de Glaðsheimr, la atravesaron con una lanza y la arrojaron a la hoguera. El problema fue que ella resucitó de entre las llamas, por lo cual los Æsir hicieron tres intentos más, pero el resultado fue siempre el mismo. Esto ocurría porque Gullveig era una bruja muy versada en el seid, un tipo de magia muy antiguo. Al ver como Gullveig salía de la hoguera, empezaron a llamarla Heid (“brillante”). Heid pronto se convirtió en una diosa de la maldad, que esparcía sus poderes para corromperlo todo.

El hecho de que Gullveig no muriera en el ataque no fue suficiente para aplacar la ira de su familia, los Vanir, quienes  reclamaron una inmediata reparación por la tortura de Gullweig, y solicitaron a viva voz los mismos privilegios que los Æsir. Odín reunió a todos los dioses, que fueron a los sitios del juicio y discutieron si los Æsir debían pagar una multa o si, en su lugar, los Vanir debían recibir los mismos privilegios que ellos. Al final, los Æsir rompieron las conversaciones, por lo que estalló una guerra entre las dos tribus.

La guerra fue encarnizada durante mucho tiempo; ningún bando consiguió aventajar al otro. Cuando los Æsir lograban derrumbar las murallas de Vanaheim, los Vanir hacían uso de sus poderes mágicos para derribar las de Asgard.

Se hizo evidente a los ojos de las dos partes que no podía haber ningún ganador, por lo que acordaron una tregua. Decidieron que los Æsir y los Vanir vivirían en paz. Para cimentar este acuerdo, todos los dioses escupieron en una vasija, dentro de la cual se formó Kvasir, el más sabio de los Vanir. Luego, ambas razas intercambiaron rehenes, de acuerdo a la costumbre. Los Æsir enviaron a Hœnir con los Vanir. Hœnir era considerado por todos como un líder por nacimiento, poderoso tanto de mente como de cuerpo. A cambio, los Vanir enviaron a Njord y a su hijo Freyr, y también a Freyja, hermana de Freyr. Además, los Æsir enviaron a Mimir, un hombre de gran entendimiento, a cambio de Kvasir, el hombre más sabio de Vanaheim.

Hœnir fue nombrado inmediatamente jefe y Mimir a menudo le daba buenos consejos; sin embargo, cuando Hœnir estaba en reuniones sin Mimir a su lado, siempre respondía de la misma manera: «Dejen que otros decidan». Posteriormente, los habitantes de Vanaheim sospecharon que habían sido engañados en el intercambio con los pobladores de Asgard, por lo que capturaron a Mimir, lo decapitaron y enviaron su cabeza a los Æsir. Odín tomó la cabeza de Mimir, la embalsamó con hierbas para que no se pudriera y conjuró sobre ella, con lo cual le dio el poder de hablarle y revelarle sus secretos.




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