Brisingamen


La diosa Freyja, además de ser hermosa, era amante de las joyas, los adornos y el maquillaje. Un día, mientras viajaba por Svartálfaheim, encontró a cuatro enanos que trabajaban en el más maravilloso collar que ella hubiera visto. Inmediatamente, la llenó el irrefrenable deseo de poseer aquel tesoro, que se llamaba Brisingamen ("joya flameante") y era el emblema de las estrellas. Freyja imploró a los enanos que se lo entregaran, pero ellos obstinadamente se negaron, a menos que ella estuviera dispuesta a pasar una noche con cada uno de ellos. La verguenza era enorme, pero mayor aun era su deseo de poseer aquella joya, así que estuvo de acuerdo. No necesitamos entrar en más detalles sobre lo ocurrido entre la diosa y los enanos, pero cuando Freyja se puso el collar, su belleza fue aun más fulgurante que antes, así que decidió a partir de ese día llevarlo puesto día y noche, y solo ocasionalmente se le pudo persuadir de prestarlo a alguno de los otros dioses, como cuando Thor tuvo que disfrazarse de novia para recuperar su martillo.

Una noche, cuando Heimdall montaba guardia, como siempre lo hace, siendo poseedor del oído más agudo de la creación, se sorprendió de escuchar leves pisadas en dirección a Folkvangar, el palacio de Freyja. Haciendo uso de su extraordinaria vista, Heimdall se dio cuenta que aquellas pisadas pertenecían a Loki, quien, convertido en una mosca, se acercaba a la cama de la diosa, para intentar robar el maravilloso collar de Freyja.

Para mala suerte de Loki, la diosa estaba dormida en una posición que no le permitía alcanzar el cierre del collar, así que empezó a murmurar las runas que permiten a los dioses cambiar de forma. Se transformó en una pulga, saltó a la cama y metiéndose entre las sábanas, picó a Freyja en un costado, haciendo que se volteara. Ahora el cierre estaba a la vista; Loki lo abrió y consiguió hacerse con la preciada joya. Pero Heimdall persiguió al ladrón en cuanto éste se dio a la fuga. Dándose cuenta, Loki se transformó en una foca y saltó al mar. Heimdall hizo lo mismo y nadó tras el criminal. La persecución fue larga, pero cuando Loki se cansó, no tuvo más remedio que llegar a una playa. Allí, Heimdall le dio alcance y una tremenda lucha se llevó a cabo. Los poderosos dioses, bajo la forma de focas, lucharon por muchas horas, hasta que Loki, derrotado, tuvo que salir huyendo, dejando atrás el collar robado. Heimdall lo recogió y volvió a Folkvangar, donde Freyja apenas acababa de darse cuenta del robo.


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