Los Nøkken



El Duende Acuático por Theodor Kittelsen (1887).

Los nøkken (también llamados pukken) son criaturas míticas del folclore nórdico de carácter malévolo y traicionero. Deambulan por costas, ríos y lagos en busca de víctimas. Prefieren los cuerpos de agua donde crecen lirios de agua, porque así sus víctimas se verán atraídas por la belleza de estas flores. Los nøkken son capaces de cambiar de forma, de acuerdo a la víctima que hayan elegido y prefieren sobre todo a las mujeres embarazadas y los niños sin bautizar. Se cree que están más activos durante la noche de Midsommar (el 23 de junio), la Víspera de Navidad y los días jueves.

Ante las mujeres se presentan como hermosos hombres tocando el violín, con cuya música buscan seducirlas. Otras veces, toman la forma de caballos blancos con ojos negros como el ópalo y vaporosas crines que se asemejan a la niebla y despiden un resplandor seductor. Si alguien monta sobre el lomo del nøkk cuando tiene la forma de caballo, nunca podrá desmontar. Incluso pueden tomar el aspecto de un viejo árbol decrépito o de un tronco flotando sobre la superficie del agua. En Suecia existe la creencia de que cuando un nøkk toma forma animal, éste siempre tendrá solo tres patas.

Cuando han logrado que su víctima se acerque lo suficiente, los nøkken revelan su verdadera apariencia: un ser malévolo cubierto de musgo, ojos de color amarillo brillante y una boca llena de afilados dientes. Su piel es del color de un cadáver que ha permanecido bajo el agua demasiado tiempo. El nøkk entonces intentará devorar a su presa, pero existen formas de evitarlo.

Una es llamarlo por su nombre, ante lo cual desaparecerá hundiéndose bajo las aguas. Otra es ofrecerle un regalo, que puede ser tres gotas de sangre, una botella de brännvin (un licor artesanal hecho de papa o granos) o tabaco para mascar. Si decide aceptar el presente, el nøkk se volverá amigable e incluso puede llegar a enseñar cómo tocar el violín con la mayor destreza. La música de un nøkk, sin embargo, es siempre melancólica y clama por una salvación que nunca recibirá por no ser un hijo de Dios.

Los nøkken de sexo femenino, por su parte, no siempre son malévolos. A éstas se les llama nixies y con frecuencia obsequian el don de su voz a cualquiera que quiera escucharlas. Incluso existen relatos de nixies que se casaron con humanos de los cuales se enamoraron. Pero una condición siempre prevalece: las nixies necesitan frecuentemente entrar en contacto con el cuerpo de agua del cual proceden o pronto experimentarán abatimiento y depresión. La mayoría de los cuentos terminan trágicamente con la nixie regresando al agua, abandonando a su esposo a pesar del amor que puedan sentir por él.

A menudo las nixies pueden advertir acerca de una desgracia inminente. Se dice que en ocasiones puede escucharse a una nixie gritar emitiendo un sonido similar al llamado del somormujo en determinado lugar. Si eso ocurre, es el presagio de que alguien morirá ahogado en ese lugar. Para evitar dicho peligro, la gente solía arrojar un trozo de metal al agua antes de meterse en ella. 

En el sur, los nøkken son siempre de sexo femenino y se les conoce como nixe en Alemania, melusine en Francia, xana en la región de Asturias en España o rusalka en los países eslavos.

Existió también la creencia en un espíritu mayor conocido como Näcken Strömkarlen ("el hombre del arroyo") que toma la forma de un joven delgado o de un hombre maduro vestido elegantemente que aparece sentado sobre una roca cerca de cuerpos de agua. Suele tocar una diversidad de instrumentos musicales, tales como la flauta, el corno o la harmónica, pero el más común es el violín. Su cabello puede ser de diferentes colores, pero el verde es el más frecuente.

En la descripción de los nøkken es imposible no encontrar parangones con el mito de los fossegrimen, que también se encuentran íntimamente relacionados a los cuerpos de agua como su hábitat, así como su prodigiosa habilidad para tocar el violín.


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