El Rey Laurin
A lo largo de la Edad Media en Alemania, abundaban las historias que equiparaban a los enanos con otros espíritus protectores del hogar, tal como los nisse. Para prevenir ser vistos por los humanos, estos enanos hacía uso de una tarnkappe ("capa de invisibilidad"). Sin embargo, hubo una ocasión en que este artificio no le sirvió de nada a un enano.
Se cuenta que en las montañas Dolomitas un rey de los enanos había establecido su hogar. El rey Laurin poseía un palacio subterráneo hecho enteramente de cuarzo, además de vastas riquezas producto de la minería. No obstante, su mayor orgullo era un jardín de rosas ubicado justamente frente a la entrada de su palacio. Tanta satisfacción le producía este jardín que Laurin había decretado que cualquiera que osara cortar aunque solo fuera un botón de rosa sería castigado cortándole la mano izquierda y el pie derecho.
Un día, el rey de Etsch decidió que era momento de buscar un esposo para su hija Similde. Por esta razón, convocó a todos los nobles de los reinos vecinos a un opulento baile. Sin embargo, Laurin no fue invitado. Furioso por el desaire, el rey de los enanos tomó su tarnkappe y asistió al baile sin ser detectado. En cuanto sus ojos se posaron en Similde, cayó profundamente enamorado y secuestró a la joven princesa.
Laurin es atrapado por uno de los caballeros del rey de Etsch. Fuente ubicada en la ciudad de Bolzano, Italia.
El rey de Etsch envió a sus más valientes caballeros a rescatar a Similde, pero Laurin se ocultó junto con ella entre las rosas de su jardín. Confiado que la tarnkappe les mantendría ocultos a la vista de sus perseguidores, Laurin no se percató que el balanceo de los tallos de las rosas delataban su presencia, aunque no pudieran ser detectados de otra forma. Los caballeros del rey lo apresaron y rescataron a Similde, pero mientras era arrastrado fuera de su jardín, Laurin maldijo a las rosas porque se sintió traicionado: "Ni de día ni de noche debería nadie volver a vislumbrar este hermoso espectáculo." Pero Laurin olvidó el momento en que no es ni de día ni de noche. Durante el atardecer, aún puede verse sobre las Dolomitas el fabuloso despliegue de colores rosa que se conoce como Rosengarten.
El fenómeno de Rosengarten sobre las montañas Dolomitas. Foto: Adobe Stock.
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